¿Hace cuánto tiempo que no viajas?
No me refiero a ir a ese sitio de costa donde siempre pasas las vacaciones, tampoco al pueblo de tus padres dónde aún puedes enseñar a tus hijos cómo os divertíais cuándo no existían los videojuegos…
Me refiero a viajar, a VIAJAR con mayúsculas, a sentir vértigo cuando ves tu destino en las pantallas del aeropuerto, a no saber qué ropa meter en tu mochila, a no saber qué tiempo encontrarás. A no saber en qué moneda pagarás ni en dónde vas a dormir. A no saber qué vas a comer ni con quién te vas a cruzar.
Me refiero a dejar de planificar para empezar a sentir.
Me refiero a no saber qué ruta seguirás y centrarte en esa línea que un día trazaste en un papel lo suficientemente sobrio como para sostener tu lápiz. Me refiero a saltarte zonas que todos te recomendaron visitar y buscar zonas que tú olvidarás recordar.
Me refiero a no saber qué transporte coger y a disfrutar al cogerlo de una forma poco habitual.
Me refiero a levantarte con dolor de cabeza, de espalda, de piernas y pies. A levantarte con alguien que crees haber conocido ayer, a levantarte por falta de oxígeno impregnado por el mal olor de la gente que te rodea. Me refiero a levantarte sin él o sin ella entendiendo que vuestra aventura ha pasado a ser un recuerdo.
Me refiero a sentirte libre al ver esa puesta de sol, a sentirte solo por no poder compartirla con ella, a sentirte demasiado acompañado al compartirla con demasiada gente, a llorar cuando esa puesta de sol desaparece y a reír por ese día que se apaga y esa noche que se enciende.
Me refiero a tomar una cerveza en cualquier lugar que no diferenciarías de tu propia ciudad, y a terminar borracho rodeado de gente de la que ninguna guía se atrevió a hablar.
Me refiero a pedir comida por signos, por señas o mostrando fotos del plato que sueñas comer. Me refiero a no poner excusas sobre el plato que tienes delante y centrarte en comer para no debilitarte.
Me refiero a tratar de entablar una conversación en todos los idiomas que un día intentaste aprender y solo obtener una sonrisa y una voluntad infinita por comunicar.
Me refiero a aprovechar horas de avión, autobús, barco o coche, para descansar, soñar y pensar (el orden de estas tres palabras varía en función del día).
Me refiero a viajar con compañía y forzar tu soledad para no saturar la relación. Me refiero a viajar solo y forzar la relación para combatir la soledad.
Me refiero a olvidarte del reloj, móvil, correo, redes sociales, trabajo…me refiero a olvidarte de todo para no olvidarte de ti mismo.
Me refiero a viajar no para escaparnos de nuestra vida, sino para que ella no se escape de nosotros.
Me refiero a no saber dónde te sentirás completamente en casa, ya que parte de ti se queda en cada persona con la que te cruzas y en cada sitio que conoces.
…
El dolor de pies desaparece cuando dejas de moverte, el dolor de espalda se esfuma cuando sueltas la mochila, el dolor de cabeza producido por la falta de sueño, se soluciona con una siesta, tu olor, que no el suyo, desaparece después de una reconfortante ducha.
El sol, hoy, también se habrá ocultado bajo el mar y cada espectador habrá sentido algo diferente. Los transportes cogidos habrán salido y alguien los habrá perdido. Hoy el conductor habrá mirado a la cara de otro pasajero al cortar su ticket sin preguntarse quién tiene delante. Hoy alguien habrá ocupado tu asiento, y estará descansando, soñando o pensando en el mismo lugar donde tú hiciste lo propio.
Los paisajes vistos se mantendrán intactos durante años, pero cada uno de nosotros seguirá caminando. Ellos son espectadores de nosotros cuando nosotros nos creemos espectadores de ellos…
La gente con la «hablaste» hoy sonreirá a otro aventurero al que nunca conseguirá entender.
El camarero que consiguió emborracharte hoy tirará cervezas para otros. El taxista que trató de engañarte recorrerá la ciudad buscando nuevas víctimas.
Todo seguirá en el mismo lugar, incluso a tu vuelta te parecerá que nada ha cambiado.
Pero, recuerda, hay algo que siempre cambia, tú nunca serás el mismo después de lo vivido. Hay cosas que solo se pueden vivir y de nada vale enumerar. Mejor que te pongas cuanto antes a viajar…mejor que te pongas cuando antes a vivir…
Photo credit: http://instagram.com/luismartingarcia
Veo que te ha gustado bastante el viaje por Grecia y Turquía… 😉
jajaja, la verdad es que si, pero bueno, ya sabes, hay que disfrutar allí donde vayas! un saludo Oscar!
Fdo: Pepe
Me parece bueno, salvo en esa obsesiva insistencia en emborracharse y en beber. Soy un viajero empedernido y abstemio y no me he perdido ninguna de esas sensaciones. Sospecho que otros viajeros sí se las han perdido junto con la consciencia en una borrachera loca. Viajar no es perder la cabeza para olvidar. Las sensaciones de un viaje son independientes del alcohol (de hecho, en tu propia ciudad te puedes emborrachar). Viajar es mucho más y creo que lo has degradado un poco al relacionarlo con la bebida.
Buenas Pablo, siento que te parezca eso, de hecho, en este viaje no salí más que un día. Lo que intento trasmitir son las vivencias y sensaciones del viaje. Alguna de ellas fueron acompañadas por cervezas, pero otras iban acompañadas por zapatillas de deporte y muchos km encima. Como bien dices se pueden tener las mismas vivencias sin probar ni gota de alcohol, incluso estoy seguro que se pueden tener más vivencias. Pero en este caso se dieron así. Un saludo y gracias por tu comentario!
es mucho m’as interesante que aclare lo de… A levantarte con alguien que crees haber conocido ayer…
Es libre interpretación Manuel! Cada uno puede interpretar una cosa diferente! un saludo y gracias por el comentario
Simplemente hermoso. No esperes que algo pase en tu vida, A mover el culo, porque mientras esperas que algo pase en tu vida, lo único que pasará es la vida misma e irás envejeciendo y cuestionándote cada día porque no haber hecho ese sueño realidad. Nunca es tarde.
no podemos estar más de acuerdo Solange! gracias por tu comentario!!!!