Una cama, una vela que prende de suave olor vainilla tu habitación. Una luz que ilumina esta hoja arrancada sin piedad de tu libreta de soñar…
Un te que humea impidiendo que de él podamos disfrutar…demasiado caliente, quizá más que tú, pero no más que yo…
Te cruzas con mi mirada siendo consciente de lo que va a pasar, tu gesto no se inmutará, se mantendrá recto y risueño hasta que te consiga estremecer…
Te acercas desnudándote, arrebatándome el poder de quitarte el vestido y hacerlo caer…vuelas tranquila, lenta, contoneándote como si cada paso no tuviera otro cometido que quererme encender.
Ni me miras, ni me besas, ni me acaricias, te acuestas a mi lado y con un suave movimiento recoges tu cabello y me espetas: «ya sabes qué tienes que hacer»
Me siento sobre tus muslos, tu cuerpo desprende ese olor que marca el inicio de un inmenso placer.
Comienzo a masajearte con el único objetivo de relajarte y calentarte. Cada pliego, cada marca, cada peca…los puedo distinguir, incluso nombrar…te acaricio dónde tú me pides que lo haga, noto como el calor te invade. Comienzas a sudar, tu respiración se acelera sin que lo puedas evitar, noto tu corazón palpitar, te estás calentando y solo quiero hacerte esperar…demorarlo tanto como yo pueda aguantar, exigiendo que me ruegues entrar en tu cuerpo y calentarte más de lo que puedas aguantar…
Estás temblando, me miras suplicante…tú tan cerca y yo sin apenas comenzar…
Entro en ti tan profundo como puedo llegar, sintiendo tu calor y formando parte de él…no te puedes mover, dudo incluso que si me lo pidieras te dejara escapar…empiezas a palpitar, tus uñas se clavan en mi piel, tu cuerpo está sumiso ante mi…poco más puedes aguantar…te recojo el pelo y te susurro algo al oído que no eres capaz de comprender…me pides que esta vez seamos uno en vez de dos, que nadie acelere en un final que ninguno debe ganar…
Sonrío sin que me veas, tiro de tu pelo hacia atrás y los dos decidimos ganar…
Me besas, acerco el te que se enfría a la vez que nosotros lo hacemos…la habitación ya no huele a vainilla…huele a ti…huele a mi…huele a sexo con final feliz.
Photo: El milagro de Benjamin Button.
Chapó. Algo que muy pocos podemos explicar… un buen artículo!
muchas gracias Jesus! un abrazo!