Ya no me miras a la cara, pasas por mi vida como si ya me conocieras. Como si me conocieras de todo y de nada, como si al pasar por mi lado ya hubiéramos compartido tés, cervezas, libros y sábanas.
Ya no me miras cuando nos cruzamos, ya no me miras cuando caminas, ya no me miras cuando te miro…ya no me miras mientras follamos...
«Creo que soy yo, que no eres tú»…qué bien te quedó esa frase…creo que la culpa es mía por no saber mirarte o quizá por no saber por dónde mirarte o por no saber qué hacer para que me mires…
Qué coño, creo que eres tú que no soy yo…yo te miro y te busco pero no me encuentro con tu mirada, tus ojos ya no se iluminan al mirarme a mí…ahora se iluminan al mirarle a él…
Te veo y creo que has dejado de buscarme…yo ya lo tengo asumido…pero qué pasa con él, con ella y con ellos que solo esperan que su día se alegre con tu mirada…
Mientras tú no miras cada vez lo veo más claro… ya nadie se ilumina con tu mirada, solo él, que brilla como si su batería siempre estuviera cargada.
Has decidido mirarle a él y obviar esos ojos que te miran buscando saber quién eres o qué ocultas tras tu mirada. Has decidido no sonreír a su sonrisa y ocultarte en él cuando tu incomodidad te embriaga. De hecho, le sonríes a él como si él fuera capaz de captar tu mirada, de disfrutar tu sonrisa y de añorar tus besos…
He perdido tu mirada y su sonrisa, hemos perdido esa duda sobre «por qué me miraba…». No nos preguntamos si nos conocemos o nos conocimos porque ya no nos vemos, ya no nos miramos…ya no existimos, o quizá nosotros existamos pero no nuestras miradas…
Las miradas se han perdido, han dejado de iluminar y ahora son iluminadas.
Yo echo de menos tu mirada y él no es capaz de disfrutarla porque solo se ilumina por una batería y no por una mirada.
Mira menos el móvil lo que tienes delante es tu vida.
Photo credit: http://instagram.com/luismartingarcia
5 Comments