Estamos vivo, al menos mientras lees estas palabras, pero muchas veces vivimos como si siempre fuéramos a estarlo. Dejamos que cada día se sume al contador sin analizar si lo que hemos vivido, sentido o soñado ha aportado algo a nuestras vidas. Vivimos sin pensar si cada día cuenta, solo dejamos que sume un día más en nuestro calendario.
Haz lo siguiente, cada día al acostarte analiza qué has hecho a lo largo del día, repasa cada momento que te parezca relevante y analiza cuándo te has sentido vivo, no feliz, sino vivo. No me refiero a burlar a la muerte, me refiero, a cuántas veces has pensado: «qué bien me siento», «este es mi lugar», «estoy reventado pero eso significa que estoy vivo»…
Haz que ese momento sea solo tuyo, nadie más debería definir qué te hace vivir…puede ser la sonrisa de un extraño en el transporte público, unos kms de más en tu carrera matinal, esa puesta de sol, ese abrazo de un ser querido, ese sexo con tu pareja o con la pareja de aquel, la mirada de tu hijo al verte llegar temprano del trabajo…
Estos momentos sólo tú puedes definirlos, sólo tú puedes vivirlos, sólo tú sabes donde encontrarlos, sólo tú sabes cómo buscarlos.
Ten claro que si en tu vida prescindes de estos momentos significará que estás dispuesto a prescindir de aquello que te mantiene vivo.
Busca estos momentos y aprende a disfrutarlos. No siempre estarán presentes pero cuando los encuentres aprende a saludarlos, aprende a vivirlos. Prescindir de ellos significa prescindir de tu vida y yo no estaría dispuesto a hacerlo.
Busca tu vida, busca tu momento y gánate estar vivo.
Photo: Luis Martín
