La vida se ve diferente si la miras

Es fácil no mirar, cerrar los ojos y dejarte llevar.

Seguir el carril marcado, respetar cada señal, mirar atrás de vez en cuando para no olvidar aquello que fue y que ya nunca más será.

Es fácil seguir lo establecido, ir palabra por palabra de ese guión que nunca te atreviste a modificar.

Es fácil no preguntar, no cuestionar y no levantar la mano por si los demás te comienzan a criticar.

Es fácil recibir elogios, quedarte en ellos y vivir como si nada más pudieras aportar. Es complicado elogiar a aquellos que hicieron más que tú y que a ti te jode alabar. 

Lo sencillo es seguir sin mirar, sin preguntarte por qué tú si y ellos no, o los demás sí y tú sólo te limitas a soñar.

Es difícil pararse y mirar. Plantarte a un lado de tu camino a preguntarte si es tu camino o tan solo es el de alguien más. Plantarte a entender las señales y no sólo a seguirlas, porque eso es a lo que se limitan los demás.
Plantarte a pensar si esta vez si o de nuevo no, o si es para ti o para alguien más.

Mirar si en tu camino viajas solo o en él tienes a alguien más.

Es difícil entender a quién debes permitir entrar y a quién debes sacar.

Es complicado mirar hacia delante y solo ver tus pasos caminar, sin mirar muy lejos porque no sabes qué vendrá y sin mirar atrás porque nunca más lo vas a poder modificar.

Cada uno de tus pasos es el presente y nadie más sabe qué está por llegar.

La vida es fácil si no te atreves a mirar pero se complica si te paras, la sonríes y por una vez te paras a pensar qué pasaría si te atreves a vivir.

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