¿Te has fijado alguna vez en el pan de ayer?
Si, ese pan que a la mañana siguiente ya está duro y que por mucho que calientes ya no volverá a su gusto normal. ¿Te has fijado?
Ese pan se queda durante horas en el mismo sitio donde poco tiempo después vendrá otro pan a sustituirle. Más joven, recién horneado, caliente…ese pan que todos queremos usar y estamos deseosos de consumir.
Pero en vez de coger el nuevo coges el viejo, e intentas disfrutar de él tanto como disfrutarías del nuevo.
No sabe igual, tú te aferras en argumentos como: «no está tan malo», «todavía se puede aprovechar», «es lo que tengo»…Consumes el viejo, disfrutando pero sin hacerlo tanto como te mereces o como cabe esperar. A la mañana siguiente, vuelve a ocurrir, dos panes, uno antiguo y uno nuevo. Uno representa el pasado y otro representa el futuro.
¿Cuál estás dispuesto a consumir?
Así es la vida, unos se aferran a un pan antiguo que es el pasado sin atreverse a consumir el pan nuevo y vivir el presente.
Auto: Pepe Martín